- Durante toda la vida tenemos que estudiar.
L. A. Séneca: De brev. VII.
Para vivir, es necesario aprender a vivir . El deseo de saber viene con la vejez, por ello para la juventud quedará la obligación de aprender y es necesario para los adolescentes por lo menos hasta que ellos mismos puedan guiar a otros .
La cuestión y problema de cómo enseñar existía ya en la antigua Roma. Consideraban los grecorromanos, que si el estado tiene un solo y mismo fin, también la educación debe ser necesariamente una e idéntica para todos los ciudadanos; y por la misma razón debe ser objeto de vigilancia pública y no sólo particular, porque lo que es común, debe aprenderse en común . La educación era obligatoria porque estaban los antiguos convencidos de que «solum sapientem bonum honestumque esse» . Solamente el que estudia puede ser bueno y honesto. A los que no estudiaban, no les consideraban «nescientes», sino más bien «ignorantes» porque eran responsables de la oscuridad que los rodeaba y de los actos que por ignorancia cometieron.
*
Desde el quinto año de la infancia era obligatoria una sencilla actividad física e intelectual para los niños. Empleaban para ellos juegos «dignos de hombres libres y convenientes a su edad» .
En Grecia los magistrados, encargados de la educación, los paidánomos, severamente vigilaban las palabras y los cuentos que llegaban a los tiernos oídos de los niños . Aristóteles en su Política destierra rigurosamente de su ciudad la obscenidad en las palabras; opinaban los antiguos que el que se permita decir cosas deshonestas, está muy cerca de permitirse el ejecutarlas, por lo tanto, debe proscribirse desde la infancia toda palabra nefasta o de doble sentido. En Atenas prohibieron las palabras indecentes, la obscenidad en las pinturas, y en las estatuas, salvo en el templo de aquellos dioses a quienes la ley misma les permitía la desnudez honesta .
*
La juventud tiene ojos curiosos. La novedad es lo que más le encanta . Sus inocentes oídos, y sus grandes ojos son como la esponja sedienta, por ello, los paidánomos controlaban con mucho cuidado el ambiente de los niños. Elegían para ellos pedagogos , y manteníanlos distanciados de los esclavos; les prohibían terminantemente asistir en el teatro a la representación de piezas satíricas o comedias . Hicieron así, porque querían conservarlos puros, hasta que ellos mismos, como bien educados pudiesen diferenciar entre lo bueno y lo malo, y defenderse solos contra todo lo inmundo.
*
El sencillo maestro, el gramático de la escuela primaria, en su docencia primitiva empleaba métodos decantados por la experiencia de muchos siglos. Sabía que aprender es un cierto padecer por ello, en la transmisión de los conocimientos avanzaban lentamente: exigieron lo indispensable, empleando a veces hasta los castigos, opinaban pues que las lágrimas en ciertos casos pueden ser más eficientes que las palabras.
Fieles a los principios de Aristippo, enseñaban sólo lo que «a los niños puede ser útil, cuando sean ya hombres» . Enseñaron a razonar y en las cuestiones de cantidad, dieron preferencia a la calidad, lo necesario y útil, pensaban, pues, con Horacio, que el hombre es como el ánfora, que una vez impregnada, jamás perderá su fragancia .
Lo importante era que el maestro y el discípulo tuvieran igual propósito. Uno, el de ser útil y el otro, el de saber aprovechar lo estudiado.
Los antiguos no sabían a qué debía darse preferencia; si a la educación de la mente o la del corazón. Nosotros consideramos que la enzañanza de la mente educa al corazón, y un corazón virtuoso a su vez fomenta la felicidad ciceroniana, que consiste en la dicha del saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario