viernes, 18 de abril de 2008

LA REPUBLICA ROMANA


LA REPUBLICA

Con la caída de Tarquino el Soberbio, se extinguió la monarquía en Roma. El rey fue sustituido por dos cónsules que eran elegidos anualmente por las Curias. Con ello comenzó la república (de res, cosa; y pública, del pueblo), por la mayor participación que se concedió a los ciudadanos en el gobierno, que fue más aparente que real, porque los cónsules gozaban de igual poder que los reyes y presidían el Senado y la Asamblea del Pueblo.

Por esta época se creó la Asamblea de las Centurias, que tuvo mayor importancia que la antigua Asamblea de las Curias. Los comicios por centurias se reunían en el campo de Marte (dios de la guerra) y en ellos se votaba por centuria.

En su desplazamiento, los cónsules utilizaban la silla curul y llevaban un acompañamiento de doce guardias o lictores que portaban el fascio, que era un haz de varas con un hacha en el centro, que simbolizaba la autoridad.

Cuando la seguridad pública se hallaba amenazada o en circunstancias de extrema gravedad, los cónsules eran reemplazados por un dictador, que ejercía poderes extraordinarios durante el término de seis meses. En ese lapso tenía derecho de vida y muerte sobre todos los ciudadanos e iba acompañado de veinticuatro lictores.

Primeros Cónsules:

Los primeros cónsules fueron Bruto y Tarquino Colatino, esposo de Lucrecia. El primero convenció al segundo para que se alejara de Roma porque por su parentesco con el último rey se hacía sospechoso de conspiración.

Efectivamente, la familia de Tarquino el Soberbio se había propuesto recuperar el poder, lo que dio origen a una larga lucha que se prolongó hasta el año 496 a.C. en que los Tarquinos fueron derrotados en la batalla del lago Regilo.

Conflictos Entre Patricios y Plebeyos:

A pesar de haber desaparecido la monarquía, el pueblo romano continuó dominado por los patricios. La autoridad estaba en manos de los cónsules y de los senadores que salían de sus filas.

Los plebeyos, que por lo general eran pequeños propietarios y artesanos, sufrieron las consecuencias de las guerras contra los Tarquinos y abrumados por las deudas quedaron a merced de los patricios, que los subestimaban y escarnecían.

Esta diferencia de situación social provocó un conflicto que duró dos siglos, desde el año 496 al 302 a.C., y culminó con el triunfo de los plebeyos que obtuvieron el reconocimiento de sus derechos y la igualdad con los patricios.

Fue en el año 496 a.C., cuando los patricios, para amedrentar a los plebeyos crearon la dictadura, hasta entonces desconocida, por lo cual éstos resolvieron abandonar la ciudad de Roma y establecerse en una colina situada a corta distancia de la ciudad: el monte Sacro. Entonces, los patricios enviaron a un hombre elocuente, el cónsul Menenio Agripa que, según la tradición, les refirió el apólogo de los miembros y el estómago y logró que regresaran a Roma, con la promesa previa de la creación de dos nuevos magistrados, los tribunos de la plebe, que serían los defensores de sus derechos.

Menenio Agripa les había dicho que los miembros del cuerpo humano, cansados de alimentar al estómago, que aparentemente no trabajaba, tramaron una conspiración y se rebelaron, negándose a llevar alimento a la boca, pero al poco tiempo el cuerpo se debilitó y los miembros cayeron en un estado de postración. Entonces los miembros comprendieron que el estómago no permanecía ocioso y mediante la digestión de los alimentos mantenía a todo el cuerpo en actividad. En consecuencia, Menenio Agripa les explicó que los plebeyos eran los miembros y el Senado el estómago y para que toda la sociedad funcionara en armonía, era necesaria la concordia.

El Tribunado: Los tribunos de la plebe debían proteger a los ciudadanos y procurar que ninguno fuese avasallado en sus derechos. Carecían de poder para obrar, pero lo tenían para impedir. Para ello tenían el Derecho de Veto (Prohibo), que ejercían ya sea cuando se proponía una ley contraria a los intereses del pueblo; cuando un ciudadano era detenido, con lo que quedaba libre hasta el día de la sentencia; o cuando los cónsules convocaban al ejército para emprender una expedición.

Para complementar la tarea de los tribunos, se creó un cuerpo de ediles, elegidos también entre los plebeyos, los que se ocupaban de la administración de la ciudad, mediante la vigilancia de la limpieza, el control de los precios, el buen uso de las pesas y medidas; y además ejercían una función de policía para velar por la seguridad de los habitantes.

Plebiscitos: En el año 471 a.C. el Senado reconoció a las Asambleas por Tribus (barrios), —en las que se votaba por cabeza, lo que le daba ventaja a los plebeyos— el derecho de votar leyes que se llamaron plebiscitos.

Los decenviros: Como los patricios aprovechaban la circunstancia de que no había leyes escritas para administrar justicia de acuerdo con sus intereses, los tribunos lograron que en el año 451 a.C. fueran nombrados diez magistrados, llamados decenviros, a quienes se les encomendó la misión de redactar las leyes, confiriéndoles para ello el poder supremo.

En estas condiciones, los decenviros redactaron diez tablas de leyes y gobernaron con prudencia. Al cabo de un año, como no habían finalizado su tarea, se nombraron diez sucesores que no se comportaron de la misma manera y abusaron de su poder. Esto provocó como consecuencia un amotinamiento de la plebe. El ejército se sublevó y los decenviros fueron derrotados y se vieron obligados a abdicar. En consecuencia, fueron restablecidos el consulado y las antiguas magistraturas.

Las Leyes de las Doce Tablas: Además, se dictaron nuevas leyes que se grabaron en doce tablas de bronce, que fueron expuestas en el Foro, para que todos pudieran consultarlas. De acuerdo con las Leyes de las Doce Tablas, desaparecieron las diferencias entre patricios y plebeyos y todos fueron iguales ante la ley. Sólo quedó vigente la imposibilidad del matrimonio entre patricios y plebeyos, disposición que fue derogada en el año 445 a.C., con lo que también quedó establecida la igualdad social.

Al año siguiente los tribunos obtuvieron nuevas ventajas, por lo cual los patricios crearon los censores, magistrados que cada cinco años debían hacer el censo o recuento de la población. Además ejercían sobre todos los ciudadanos la más estricta vigilancia y podían eliminar de la nómina de senadores a quienes juzgaban indignos, lo que les daba la posibilidad de manejar las candidaturas.

No obstante, en el año 366 a.C. los patricios aceptaron que los plebeyos pudieran ejercer el consulado, con lo que quedó también consagrada la igualdad política; pero los patricios desprendieron consulado la función de justicia que quedó a cargo de magistrados especiales llamados pretores.

Con el curso del tiempo, los plebeyos pudieron ejercer también censura y la pretura, y en el año 302 a.C. se les autorizó a entrar en santuarios y ejercer el sacerdocio. (Ley Olgumia) De esta forma la igualdad completa y todos se consagraron al servicio de la nación, lanzándose conquista de los pueblos vecinos.

Las Magistraturas Romanas:
La Carrera de los Honores:

En Roma las magistraturas eran anuales, colegiadas, colectivas y gratuitas. Formaban parte de una "carrera de Honores" que preemitía que algunos ciudadanos escalaran posiciones ordenadamente desde magistraturas menores hasta las mas importantes.

El Senado era una institución de carácter fuertemente conservador. Sus miembros ocupaban el cargo de por vida (vitalicio). Sus decisiones no tenían fuerza de ley, pero los cónsules difícilmente tomaban medidas contrarias a la opinión del Senado.

Los cónsules: En número de dos ejercían el poder ejecutivo. Manejaban la administración, dirigían el ejército. Por otra parte, resolvían cuestiones judiciales de suma importancia.

Los pretores. Eran dos magistrados encargados de administrar justicia. El pretor urbano atendía los problemas presentados por los ciudadanos romanos, y el pretor peregrino se ocupaba de los presentados por los extranjeros. Duraban un año en sus funciones, lo que nos indica que en Roma no había jueces permanentes.

Los censores. Eran elegidos por un período de cinco años. Estos magistrados, en número de dos, realizaban el censo de la población, de tal manera que establecían la base para integrar las diferentes centurias. Indagaban a vida de los votantes y determinaban quiénes eran dignos para ocupar las magistraturas. Es decir, que en sus manos se concentraban importantes decisiones; por lo tanto, el poder del censor era elevadísimo.

Los tribunos. En sus orígenes eran magistrados exclusivamente plebeyos. Hábilmente los patricios los integraron o la carrera de los honores para poder ser ellos también tribunos. Como contrapartida, los plebeyos tenían ¡a posibilidad de llegar a ser senadores. Sus atribuciones consistían en proponer proyectos de ley y convocar a las Asambleas Tribales y al Senado.

Los ediles. Se ocupaban del control de los aspectos económicos y urbanísticos de las ciudades: la construcción de puentes, la vigilancia, los precios de los artesanos. Sus funciones eran análogas a las que cumplen actualmente el municipio, el intendente y sus funcionarios.

Los cuestores. Con este cargo se iniciaba la carrera de los honores. Se encargaban de las cuestiones financieras, cobraban los impuestos, calculaban los gastos de los guerras y pagaban o los empresarios.

CONQUISTA DE ITALIA:

Los romanos fueron un pueblo guerrero, lo que no es sinónimo belicoso. Los ciudadanos estaban preparados para la guerra y dispuestos a participar en ella siempre que la nación se los exigiera.

Cuando eran convocados, concurrían con sus armas y bagaje (equipaje militar), para formar las legiones. La legión fue integrada en principio por 3.000 hombres y más tarde por 6.000. Se dividía en 10 cohorte, las que, a su vez, se subdividían en centurias. Comprendía la infantería la caballería y todos los pertrechos de guerra, con lo que formaba, en misma, un pequeño ejército.

El soldado romano era ejercitado para soportar las más penosas fatigas y tenía una perfecta disciplina que lo convertía en un combatiente casi invencible.

Durante la campaña el cónsul usaba un manto rojo. Era asistido por dos ayudantes de campo, los legados, y por un cuestor, que tenía a cargo asegurar el abastecimiento y pagar los sueldos. El botín de guerra se repartía al finalizar la campaña en forma proporcional al sueldo que percibía cada uno. Una parte se reservaba para el estado. También reservaba la venta de los prisioneros como esclavos.

Primeras Guerras:

Roma siguió un proceso lento de expansión que en una primera etapa abarcó el Lacio. En los dos siglos y medio de la monarquía sólo llegó a incorporar la ciudad de Alba Longa y luego Ostia y la desembocadura del Tíber.

En la época subsiguiente de la República, durante un siglo debió defenderse de los ecuos y los volscos.

Los volscos, conducidos por Coriolario, que era un joven patricio romano que se había pasado a sus filas por no haber podido obtener el consulado, se lanzaron a la conquista de Roma. Triunfaron en la batalla de Circei y luego sitiaron la ciudad, que estuvo a punto de caer, pero la oportuna mediación de la madre de Coriolano impidió que se consumara. Coriolano ordenó la retirada, pero los volscos, indignados, le quitaron la vida. A partir de entonces los volscos debieron aceptar la instalación de colonias romanas en su territorio.

Luego fueron los ecuos quienes amenazaron a Roma. Los romanos designaron dictador a Cincinato, quien con gran rapidez organizó las fuerzas y logró abatirlos, concluido lo cual volvió a sus tareas agrícolas.

Más tarde fueron los etruscos los que trataron de recuperar su antiguo poder sobre Roma, pero los romanos, conducidos por el dictador Camilo, se dirigieron contra la ciudad de Vey es, importante puerto sobre el Tíber, que era el reducto de sus enemigos y después de un prolongado sitio de diez años lograron tomarla en el año 395 a.C. Luego Camilo marchó contra la ciudad de Falerios, que se rindió sin combatir ante la grandeza de su oponente, lo que disgustó a los soldados romanos que se quedaron sin botín. Por esta circunstancia y por el prestigio que había alcanzado, víctima de la ingratitud de sus compatriotas, Camilo fue desterrado.

Invasión de los galos:

Hacia el año 390 a.C., las poblaciones de la Galia, empujadas por el avance de otras corrientes migratorias, invadieron las comarcas circunvecinas y ocuparon el Norte de Italia.

Para esa época, los etruscos se enfrentaron con los senones, que reclamaban parte de sus tierras. Como sus fuerzas no eran suficientes Para resistirlos, pidieron ayuda a los romanos, quienes enviaron varios diputados, los cuales, en vez de comportarse como mediadores, tomaron partido por los etruscos. Esto provocó la ira de los galos, que reclamaron ante Roma y como no obtuvieron una respuesta satisfactoria, marcharon contra ella, dispersaron a un ejército romano en las márgenes del Alia, entraron en la ciudad —que saquearon e incendiaro— y sitiaron el Capitolio, donde se había refugiado un grupo de Jóvenes patricios acaudillados por Manlio.

Después de un año de sitio, viendo que era imposible tomar la fortaleza, los galos, a las órdenes de Breno, celebraron un pacto con los romanos y se retiraron, luego de cobrar una importante indemnización. No obstante, no lo hicieron definitivamente, porque volvieron en cuatro nuevas oportunidades en el lapso de medio siglo.

Guerras con los samnitas:

Ante la presencia de los galos en el Norte, la expansión romana continuó necesariamente hacia el Sur, donde se encontraban los samnitas y la Magna Grecia.

Entre los años 343 a 290 a.C., los romanos se empeñaron en tres largas guerras contra los samnitas, un pueblo guerrero y pastor que ocupaba los montes Apeninos.

En el año 321 a.C. los samnitas obtuvieron un gran triunfo sobre sus enemigos. El ejército romano debía atravesar un valle rodeado de altas montañas, que sólo tenía salida por dos desfiladeros llamados Caudinae Fauces (Horcas Caudinas), donde los samnitas los derrotaron completamente y luego los humillaron, haciéndolos pasar bajo el yugo, que consistía en inclinarse en señal de sumisión bajo un yugo u horca, formado por tres lanzas, dos plantadas en el suelo y la tercera atravesada.

Los romanos se rehicieron y al reanudarse la guerra pudieron imponerse sobre los samnitas y, a su vez, los hicieron pasar bajo el yugo.

En estas circunstancias, los samnitas recibieron ayuda de los demás pueblos de Italia, etruscos, umbriaríos, galos, que se aliaron con ellos para destruir a los romanos, pero éstos lograron vencerlos eo las batallas del lago Vadimón, en Etruria (311 a.C.) y de Aquilonia, en Apulia (293 a.C.). De esta manera, todo el centro de la península, desde el Tirreno al Adriático, quedó bajo el poder de Roma.

Conquista de Italia Meridional:

Sintiéndose amenazadas por la expansión romana, las colonias griegas del Sur de Italia, que constituían la Magnu Grecia, solicitaron el auxilio de Pirro, rey del Epiro, émulo de su primo Alejandro, para que concurriera con su ejército a aplastar a los romanos.

Pirro desembarcó en el Sur de la península y se dirigió contra los romanos, venciéndolos en la batalla de Heraclea, en el año 280 a.C., pero a costa de grandes pérdidas, por lo cual quiso entablar negociaciones de paz, a cuyo efecto envió un emisario a Roma, que no tuvo éxito.

Continuada la lucha, Pirro obtuvo otra victoria en Ausculum, que no le reportó grandes ventajas. Decidió entonces trasladarse a Sicilia para conquistar esta isla ‘y reclutar tropas, pero fue derrotado en Benevento, en el año 275 a.C. Finalmente resolvió volver a Grecia, donde fue muerto de una pedrada en la ciudad de Argos.

Desaparecido Pirro, los romanos completaron fácilmente la ocupación de la Magna Grecia. pues las ciudades se fueron entregando sin combatir. En ese entonces sólo quedaba el Norte de la península en poder de los galos.

Hacia el año 133 a.C. Roma había acrecentado sus dominios de tal manera que, ademas de Italia, Sicilia, Córcega y Cerdeña, poseía en el occidente , España, y el Norte de Africa, y en el oriente , Macedonia ,Grecia y en Asia menor. Estos territorios fueron gobernador por el Senado, quien designaba proconsules o pretores.

Con ello Roma se convirtió en la primera potencia del mundo antiguo, con una fuerza aparentemente incontrastable. Sin embargo, al ponerse en contacto con el helenismo subsistente en el Oriente cercano, no sólo asimiló sus prominentes valores culturales, sino también la molicie que conduce a todos los vicios.

Paulatinamente, las sobrias costumbres de los romanos, que le habían dado la fortaleza necesaria para construir un imperio, fueron dando paso al lujo, al ocio y a la corrupción, que se constituyeron en los síntomas visibles de tina decadencia inevitable.

Consecuencias socio-economicas: Las guerras y la conquista militar cambiaron la mentalidad de los romanos y modificaron su estructura económico-social.

Paralelamente al crecimiento demográfico, decayó la producción agrícola en la península itálica y hubo necesidad de importar cereales desde Egipto, Sicilia, la Galia e Iberia; con lo cual Roma se convirtió en un parásito del Imperio.

Más que cualquier otro pueblo de la antigüedad, los romanos apelaron al trabajo de los esclavos, que fueron la mano de obra especializada en los talleres y en las fábricas estatales. No obstante, en Roma no hubo grandes empresas. El Oriente siguió siendo más desarrollado industrialmente que el Occidente.

El comercio tuvo lugar fundamentalmente en el mar Mediterráneo, pero fue negativo para Roma, que se vio obligada a exportar metales preciosos para compensar el ingreso de mercaderías. Con el curso del tiempo hubo grandes problemas para el abastecimiento de los grandes centros urbanos.

La crisis de la República: Como ya se ha dicho, con el crecimiento de Roma se produjo la decadencia moral y la ruina material.

Algunos romanos distinguidos, entre quienes se encontraba Catón, procuraron evitar que este proceso se agudizara y clamaron contra la corrupción de las costumbres, el lujo desenfrenado y el vicio.

Desde el consulado Catón trató de impedir que se derogara la ley Oppia (del tribuno Cayo Oppio), del año 215 a.C., que limitaba el lujo de las mujeres. Luego, cuando ejerció el cargo de censor, en el año 186 a.C., llevó a cabo una campaña para desterrar los abusos en las costumbres en la que llegó, inclusive, a excluir del Senado a aquellos magistrados indignos por su conducta.

Desde el consulado trató de impedir que se derogara la ley Oppia (del tribuno Cayo Oppio), del año 215 a.C., que limitaba el lujo de las mujeres. Luego, cuando ejerció el cargo de censor, en el año 186 a.C.,

llevó a cabo una campaña para desterrar los abusos en las costumbres en la que llegó, inclusive, a excluir del Senado a aquellos magistrados indignos por su conducta.

En este clima, la autoridad paterna comenzó a declinar, aumentaron los divorcios y se propagaron vicios aberrantes como el homosexualismo.

Esta profunda decadencia moral, provocó, además, una crisis social porque se produjo una diferencia irritante entre unos pocos beneficiados por las conquistas, que poseían grandes riquezas, y quienes no poseían nada, entre los cuales se contaban una cantidad excesiva dE esclavos. Es decir, que desapareció la clase media, integrada por artesanos y campesinos que no pudieron competir con la mano de obra esclava proveniente de las conquistas.

Los Gracos:

Ante esta crítica situación, dos ciudadanos, Tiberio y Cayo Graco, nietos de Escipión el Africano, que habían sido educados con esmero por su madre Cornelia, encabezaron el partido popular, que aspiraba a diversas reivindicaciones.

El hijo mayor, Tiberio Sempronio Graco, que fue nombrado tribuno del pueblo en el año 132 a.C., propuso repartir entre los pobres las tierras públicas o fiscales, ganadas con las conquistas, que hasta entonces eran ocupadas por los más pudientes y constituían verdaderos latifundios (grandes extensiones improductivas).

Para evitar que este proyecto se convirtiera en ley, los patricios sobornaron al joven tribuno Octavio, que opuso su veto. Indignado, Tiberio destituyó a Octavio, con lo cual desconoció la inviolabilidad de los tribunos. Por ello, no fue respetado y cayó asesinado, en el año 133 a.C.

Al cabo de diez años, su hermano Cayo Sempronio Graco continuó h obra comenzada por Tiberio y obtuvo la sanción de las leyes denominadas sempronias, en virtud de las cuales se establecieron numerosas colonias agrícolas en las que se repartieron tierras entre los plebeyos.

Además, logró que se distribuyera gratuitamente trigo al pueblo y dio comienzo a la realización de grandes obras públicas para solucionar e] problema de los desocupados.

El segundo de los Graco ejerció el tribunado por dos años seguidos, pero los patricios buscaron la forma de desacreditarlo y la ocasión llegó cuando propuso conceder la ciudadanía romana a todos los italianos, que gozarían de los beneficios de la ley agraria; proyecto que no satisfizo a ninguno de los bandos en pugna, porque amenazaba convertir a todo el país en un conglomerado de pequeños propietarios.

Finalmente, el Foro se convirtió de nuevo en un campo de batalla y Cayo pereció asesinado en el año 121 a.C. y sus reformas fueron anuladas

No hay comentarios: